martes, 1 de diciembre de 2009

CAPACIDAD DEL ENTRENADOR

Realizar en adultos una contención piel a piel de los procesos de desarrollo de la sexualidad humana es una tarea sumamente compleja y ardua. Aún la sociedad argentina, y sin decir palabra sobre la hipocresía reinante, se incomoda con el libre uso de los términos nudismo, gay, lésbico y sexual!.

Cuando en los mailings se utilizan estas palabras producen efectos de desconcierto, irritación, falso pudor, paranoia y hasta vergüenza con el sólo pensamiento de si compañeros de trabajo o familiares leyeran el mensaje de invitación a un taller.

Sostener una propuesta como los entrenamientos en sexualidad, desde un nudismo opcional, contacto y prácticas corporales, es una tarea que requiere coraje y convicción.

El entrenador en sexualidad es una persona que ha logrado seguridad, un pensamiento desprejuiciado, la capacidad de empalizar y escuchar profundamente el lenguaje corporal y sexual, y a la vez focalizarse en la vivencia de la otra persona sin mezclar sus preferencias personales.

Gracias al entrenamiento en el contacto con múltiples personalidades y formas de manifestación de la sexualidad, el entrenador puede sostener un contexto personal en la sesión compatible con personas que recién conoce y de un modo abierto, sincero y contenedor para participar en una interacción sensorial, sensual y sexual genuina.

El límite en la relación durante una sesión, en general, es el coito genital, ese límite en realidad depende del modo existencial en que ambas personas viven su intimidad corporal como para compartir el contacto, roces, caricias, abrazos y erotizaciones orientados hacia el entrenamiento de la plenitud sexual.

Entrenar la sexualidad es creatividad, no es el actuar genitalmente de un modo conocido o predeterminado, aunque si ello ocurre es muy útil para darnos cuenta de la propia y simple mecanicidad en el “uso” del cuerpo.

Entrenar la sexualidad es generar lenguaje y renovar la conciencia del propio goce, no es descargar un orgasmo o una eyaculación para sentirse aliviado de una necesidad orgánica o psicológica. Y si el orgasmo ocurre motivado en la nueva exploración es un placer valioso y bienvenido.

Cuando entrenamos la sexualidad vamos por más éxtasis, explorando áreas desconocidas de nosotros mismos y de las múltiples formas de conciencia que despiertan en la comunicación piel humana a piel humana.

Ello significa reconocer ampliamente el feedback que sucede en la relación, sin ajustarse a patrones o modelos estandarizados de sexualidad.

La relación particular de entrenamiento entre ambas personas es un todo en sí misma y merece un profundo respeto y dedicación.

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