lunes, 11 de agosto de 2008

ACCESO AL TANTRA, riesgos personales

Obsérvese que para todos nosotros, diferenciar fenoménicamente conciencia y ego es, como poco una tarea de alta meditación. Sumergirse en el éxtasis ingenuamente, sin preparación metafísica, y con pretensiones de maestría omnipotente puede acarrear una detención sin par en la evolución íntegra de nuestro ser como daño mínimo, y bajo el riesgo de trampearnos con delirios neuróticos narcisistas.

Las alternativas ofrecidas por los ritos tántricos, dentro de una esfera sociocultural no védica, pueden realizarse solamente a través de un sincretismo pulido y acabado que en primer lugar contemple un proceso personal de acercamiento a su filosofía y visión... gradual, respetuoso y auto reflexivo.

Quienes no hemos sido socializados con referencias a la devoción shivaíta, y aunque compartamos paralelismos conceptuales con la cosmovisión abstracta y refinada de la cultura védica, debemos ser prudentes y disciplinados para respetar la propia tradición recibida en nuestra crianza, de la cual siempre se pueden rescatar aspectos nutritivos e integradores de nuestro ser.

Una violación de nuestros paradigmas históricos personales es síntoma de infantilismo y hasta psicopatía. Y sus resultados serían nefastos para cualquier fin noble que quisiéramos alcanzar.
Incluso en las escuelas espontaneístas tántricas que sugieren abandonar todo intento voluntarista y metodista por acercarnos a la captación de la realidad última, se requiere la simpleza, la pureza desinteresada, sin artificialidad en el pensamiento, sin proyecto yoico utilitario.
La violencia implícita al apropiarnos de rituales de los que desconocemos su significación cultural profunda, devocional y energética, puede acarrearnos la mera ilusión a un brote esquizofrénico. Además es de un sesgo completamente irrespetuoso hacia la cultura y los pueblos de los que provienen.

Por otra parte los peligros del tantrismo también provienen de las diversas escuelas esotéricas que lo practican.
Debemos distinguir aunque fuera de un modo grosero las variantes en cuanto a intenciones, rituales y prácticas de las escuelas.

Tradicionalmente se distinguen:
Escuelas de la mano derecha: sus ritos y prácticas son suaves y moderados pues buscan un ascenso gradual de los estados de conciencia minimizando los riesgos de perderse en la ilusión fenomenal o las trampas egoicas. Se trabaja con la respiración, la concentración meditativa, la contemplación, la estimulación sensorial suave, el desarrollo emocional y reflexivo, el profundo respeto por el propio cuerpo y el de los demás, una visión holística y compasiva de las personas y un acercamiento a los medios científicos como vía valida del conocimiento humano.
Escuelas de la mano izquierda: se sumergen en practicas y ritos de fuerte estimulación corporal, contacto sexual pleno y en ambientes muy estimulantes, tanto agradables como desagradables. Pueden desafiar abiertamente las convenciones sociales. Asumen los riesgos de la identificación de la conciencia con las vivencias fuertes y saturadas de placer o (a nuestros ojos) provistas de gran ímpetu orgásmico. Las experiencias desafiantes son bienvenidas para sostener la pureza de conciencia y corazón en medio del mundo y el ofrecimiento de la vida.

Tambien suelen clasificarse las tendencias en:

Tantra Blanco: utilizan prácticas de meditación, respiración, purificación corporal naturista, reflexión y vida comunitaria
Tantra Rojo: se estimulan los sentidos ampliamente, con alcohol, carne, comidas sabrosas, tabaco, y por supuesto sexo coital pleno, tanto en parejas regulares como ocasionales, y las iniciaciones suelen ser por medio de sacerdotizas que complementan su cuerpo con el discípulo.
Tantra Negro: las practicas tienen contacto corporal de todo tipo, en general culminando en sexo de penetración genital y ritual de sus centros energéticos corporales, con discípulos poco avezados, y los maestros (hombres y mujeres) tienen la sombría intensión de vampirizar la energía vital de sus discípulos, a quienes usan (y luego descartan) para sus fines de acrecentar magnetismo, poder, goce y conciencia yoica expandida.

Con mis palabras quiero alertar de que la vía correcta para acercarnos al tantrismo: son las iniciaciones cuando el discipulo se halla seguro de sí mismo y guiado por un maestro serio. Nada que ver con la compra de un servicio con fines de lucro, que vende fantasías, o regala iniciaciones estimulando al ego o prometiendo visiones trascendentes.

Las posibilidades reales de una experiencia extraordinaria para la gran mayoria de los occidentales se puede realizar bajo las visiones del llamado NEOTANTRA sin peligros, utopías ni desvaríos. Evitemos caer en manos inescrupulosas. Seamos puros, y sin manchar con nuestra mediocridad una palabra llena de sentidos sagrados.

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