lunes, 11 de agosto de 2008

TANTRA, algo de su historia

El tantrismo es una disciplina práctica, una filosofía y una cosmovisión que realizan la unidad fundamental y originaria del hombre y el universo, tanto en su aspecto material cuanto divino.

Pueden rastrearse tendencias tántricas en Assam, al sur de la India, ya desde el siglo V de nuestra era.

El surgimiento del tantra metódico ocurre en Cachemira, al norte de India, dentro de la cultura hindú del siglo IX de nuestra era, en particular dentro de la corriente Shivaíta de Cachemira, es decir el culto al Dios Védico Shiva.
Su soporte filosófico religioso son los versos sánscritos del Shiva Sutra y Spandakarika, y su ponente más importante es Abhinavagupta, quien escribió el Tantraloka (una enciclopedia de los métodos tántricos y de literatura). Durante siglos el Shivaísmo de Cachemira ha tenido lazos afines con ramas del Budismo, entre ellas del budismo tibetano.

Los Vedas son la obra literaria fundamental de los pueblos arios que desde el centro de Asia emigraron hacia occidente colonizando, entre otros territorios, la India. Tal migración masiva ocurrió hace unos 6000 años debido a la desertificación de las praderas que habitaban por los cambios climáticos originados en un leve calentamiento global de la atmósfera.
Las jefaturas tribales arias guerrearon entre sí por las conquistas emprendidas y ello ha quedado documentado en los escritos épicos védicos, su estructura social era patriarcal y vertical.
Tales obras contienen no sólo una descripción de la forma de vida y los acontecimientos históricos sino también los preceptos ético-morales, la filosofía y la organización social de la cultura dominante de aquellos tiempos.

Los Vedas, y el sincretismo con los pueblos originarios (sometidos por los arios) del subcontinente indio, pastores y agricultores con tendencias de organización matriarcales, han dado origen a la organización social hindú con sus castas y formas devocionales. Las prácticas religiosas, los principios ascéticos y purificatorios, y los métodos de realización personal, como son todas las formas de yoga, nutren sus raíces en su caudal histórico-social relatado por los Vedas.

El dios Shiva representa la conciencia en su forma suprema, la voluntad y el principio masculino. La diosa Shakti es la actividad, la energía, la receptividad, y en algunas escuelas la mujer que la representa es la fuente de iniciación de los dicípulos y sacerdotiza.

El eje esencial del conocimiento védico es el firme precepto de la unidad del universo, tanto en sus manifestaciones materiales, mentales, como divinas. Y la tarea del hombre es la plena realización de esta unidad en sí mismo y con la divinidad. En su misión trascendente, el practicante tántrico como el yogui reunen la dualidad esencial de la existencia (masculino, dios conciencia y femenino, diosa energia manifestada) en la unidad primordial suprema.
Este principio absoluto se derramó con la corriente aria por todos los pueblos asimilados en su migración, fundando sistemas ideológicos monoteístas y patriarcales.

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