lunes, 11 de agosto de 2008

ahá! nuevamente actitud

En este blog, la sexualidad se compone de todos los aspectos que nos proporcionan placer, gozo, y deseo..., donde la conciencia se funde al propio cuerpo y se realiza en una forma sublime de relación con los demás.
Uno de los elementos de la sexualidad es la genitalidad, pero el placer genital es apenas la punta del iceberg del verdadero y potente gozo sexual. Lo que sigue es un resumen de aspectos existenciales que ocurren en nuestras prácticas, en talleres y sesiones de entrenamiento sexual.

En el contacto esencial con otras personas es el primer requisito atender y abrir nuestra receptividad, y esto vale tanto para lo verbal como lo sexual. Ese foco de suspender todo mecanismo, todo argumento o juicio, y recibir la palabra, el roce o el movimiento del compañero es necesario para crear juntos un lenguaje que nos interpenetre en una renovación continua de la relación que hacemos juntos.
La creatividad y el gozo son esenciales a la sexualidad, sin ellos caemos en lo mecánico, lo compulsivo, lo forzado, la alienación o lo enfermizo.
En su matriz esencial la sexualidad siempre busca actualizar la apuesta por la vida, si fallan la creatividad o la comunicación puede caerse en formas brutales.

El placer, el gozo, la receptividad se originan en una actitud: la de entregarse espontaneamente a integrar nuestras sensaciones con nuestra identidad, y dejar que ésta última manifieste nuevos y frescos matices.
Y es esta entrega, un libre juego vivido donde nos importamos como prójimos, sensibles audaces motivados, un buceo en los origen de nuestro mas primigenio "yo soy y tu eres" para liberar el florecimiento de las corrientes de placer que logran recorrer todas nuestras fibras, recrear la realidad primordial al menos un instante.
El disfrute erótico, por su parte, es una focalización de los estímulos que avanza en el sentido de nuestros procesos orgánico-corporales. El placer suma un paso más al sumergirnos en la confianza hacia la experiencia sensible que vivimos acompañados, y más aún el gozo requiere compromiso en la relación.

Sin confianza, sin compromiso con la autenticidad del otro, no hay erotismo ni mucho menos gozo plenos. A veces sucede que se busca arrancar esa autenticidad al compañero humano y, por olvidar la receptividad, la escucha y la comunicación limitamos la corriente que inerva todos los niveles de organización de nuestro sistema nervioso y hasta podemos reactualizar un daño o trauma.

Sumando más ingredientes al gozo, hallamos el éxtasis, que nace de la integración total de nuestro cuerpo en la vivencia amorosa. Más aún, y finalmente, al atravesar nuestras identificaciones con el peso de nuestra historia personal y los prejuicios, deviene la suprema realización de la conciencia que se funde más allá de sus propios límites y el existir es en presencia de una infinita vitalidad.

Experiencias de este último tipo son referidas por ejemplo en el tantra, en el arrobamiento místico, en el amor noble y correspondido.
Para todos los mortales, entrenando podemos atravesar los condicionantes culturales y, en la propia persona, en las parejas, vivir la inmensidad y el multiorgasmo extático.

Vivir sexualmente a pleno... siempre es Humanizarse!

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